13 de noviembre de 2014

En la bañera.

Se lava el pie. Se queda hipnotizado.

-Mirá mamá! Mira este pie, estos deditos! Mirá este, el más chiquitito! Miraaaaaaaloooooooo, queee chiiiiquiiiitiiiiiitoooo! Ay, que chiquito que es, le quiero dar un besito, puedo?
-Si, dale un beso si querés.

(Aca arranca toda una serie de mañobras acuaticas y yoguis intentando besarse el dedo chiquito del pie).

-Ay, no llega este chiquito. Ay, no llega hasta aca.

(Llega. Alegría. Emoción. Se besa el dedo chico).

-Que lindo. Chiquito como un bebito. Como yo cuando estaba en tu panza ¿no?
-Si, cuando eras muy muy muy chiquitito, creciste en mi panza.
-¿Y cómo salí de tu panza? ¿Por dónde?

Bueno, señoras, señores, tírenme harina de centeno. Me recibí de madre de niño grande.
Mi chango construye una nave.

-Subí, mamá. ¡Vamos! Te puse almohadones para el cuellito.
-Buenísimo. ¿A dónde vamos?
-Elegí: al país del dragón o al país del amor. (*hola Tennesse)
-¡Al país del amor!
-Bueno, manejá la nave, mami.
(Yo aprieto un almohadón con un dedo, al grito de BZZZZZZZZ)
-Ahhh, manejás con un botón.....ahhh, que linda, maneja con un botón.... Linda, sos linda. A ver, dale, manejá con el botón a ver...
(Voy de vuelta con el botón)
-JAJAJAJAajajajajajaj! Que linda, mi linda, CON UN BOTON, jajjaja, liiinda. (Me besa)

Bueno.
BZZZZZZZZZZZZZ